8 de septiembre de 2020
El periodista Joey D’Urso ha seguido de cerca los cambios que han realizado en los últimos meses las empresas de tecnología, especialmente las dedicadas a las redes sociales, en respuesta a la desinformación relacionada con el coronavirus. D’Urso, quien destaca la rapidez con la que reaccionaron las plataformas, condensó en un artículo publicado en la página web del Reuters Institute las transformaciones más significativas.
El periodista señala los avances y el impacto positivo producido por varios de estos cambios, pero aclara que estos desarrollos se quedan cortos a la hora de detener la “marea de desinformación” producida durante la pandemia. Una cantidad abrumadora de desinformación que cambia constantemente de forma, e incluye elaboradas teorías de conspiración cada vez más eficaces.
Según los expertos consultados, las plataformas aún deben continuar trabajando por combatir la desinformación, pues en los próximos meses debido a la carrera presidencial en EEUU la información falsa sobre temas políticos estará en auge, y esta —sostienen— es más difícil de combatir que las mentiras sobre los remedios caseros y las falsas curas del coronavirus.
1. Esfuerzos para combatir el aumento de la desinformación
El coronavirus ha afectado a cada país en un momento distinto y aumentó la vigencia de la información falsa. Esta fue una receta para que la desinformación se globalizara y rebotara entre diferentes países de manera impredecible, señala el autor del artículo. Así, la información sobre curas engañosas, por ejemplo, podía ser eliminada rápidamente en inglés, pero se volvía viral en otros idioma hablado por menos personas, como el rumano.
De acuerdo con una investigación adelantada por Whitney Phillips, profesora asistente de estudios de comunicación y retórica en la Universidad de Syracuse, EEUU exporta elementos del ecosistema de información estadounidense hacia el sur. Por ejemplo, los grupos de extrema derecha en Brasil siguen el ejemplo de organizaciones estadounidenses similares. “La información contaminada no distingue fronteras”, le dijo Phillips al Reuters Institute.
En cuanto a la información engañosa promovida por reconocidos políticos, incluyendo al presidente Donald Trump, varias empresas de redes sociales han revisado sus políticas de chequeo de información. Katie Rosborough, portavoz de Twitter, admitió que la pandemia llevó a la compañía a reevaluar su enfoque de verificación de datos de manera más general. “COVID cambió las reglas del juego”, le dijo Rosborough al medio estadounidense Politico.
Y frente a esto, algunas normas impuestas por las plataformas de redes sociales, que tienen sede en Estados Unidos, resultan poco eficaces.
2. Promoción de información creíble
Hay pocas cosas que causen más impacto en las personas que la noticia de que un virus que podría matar a su familia circula en el mundo, sostiene D’Urso. En marzo, publicaciones con información falsa —como que los limones curan el virus o técnicas de tos crean inmunidad— se hicieron virales en Facebook y otras plataformas.
Ante esto, las empresas de redes sociales decidieron promover de forma proactiva información relacionada con temas salud proveniente de fuentes confiables. Por ejemplo, Facebook estableció un Centro de información COVID-19 con datos sobre el virus que promociona junto con todo tipo de publicaciones relacionadas con la pandemia, incluidas las engañosas. Youtube, por su parte, comenzó a dirigir a los usuarios que veían videos relacionados con el coronavirus para que “obtuvieran los últimos datos sobre el coronavirus” de fuentes oficiales como la Organización Mundial de la Salud y los gobiernos nacionales. Lo mismo hicieron otras redes como Instagram, Twitter y TikTok.
3. Límites a la cantidad de mensajes reenviados en Whatsapp
Rastrear información falsa en Whatsapp es casi imposible debido a la naturaleza encriptada de esta plataforma. A pesar de la opacidad que existe en esta plataforma, y debido a los rumores generalizados acerca de la enorme cantidad de información falsa que las personas estaban reenviando durante los primeros días de la pandemia, WhatsApp anunció en abril un gran cambio en la manera en que funciona la plataforma: impuso límites más estrictos a la cantidad de personas a las que se puede reenviar un mensaje a la vez.
Luego de que en 2018 se pudiera reenviar mensajes a casi 250 grupos al mismo tiempo, hoy en día solo es posible reenviar información a un grupo.
4. Restricciones a la publicidad engañosa
Muchas personas han intentado sacar provecho del virus vendiendo cosas por las que la gente estaba desesperada, como kits de prueba, mascarillas o desinfectante de manos. Frente a esta situación, varias plataformas reaccionaron restringiendo los anuncios que buscaban sacar provecho en medio de la pandemia.
Joey D’Urso rastreó este problema desde el inicio y afirma que si hoy en día un usuario busca “máscaras” en el mercado de Facebook, no obtendrá resultados. “Pero periodistas e investigadores de todo el mundo todavía están descubriendo ejemplos de personas que encuentran formas de evitar estas reglas y se benefician de la pandemia”, aclara el periodista.
5. Uso de etiquetas para identificar contenido engañoso
Las plataformas de redes sociales han trabajado para eliminar contenido como un video viral que «afirmaba erróneamente que una misteriosa secta de élites estaba usando el virus y una posible vacuna para obtener ganancias y poder», detectó D’Urso. También han reprimido a los teóricos de la conspiración como David Icke cuando se ve que cruzan la línea de las “teorías generales de conspiración”, que están permitidas, a afirmaciones que pueden conducir activamente a actitudes peligrosas, como alentar a las personas a ignorar los consejos de salud pública.
Facebook, por su parte, también ha tomado medidas al desactivar docenas de anuncios colocados por la campaña de reelección de Trump que criticaban a los “grupos de extrema izquierda”, que incluían un símbolo que alguna vez usaron los nazis. Sin embargo, aclara el artículo, el presidente Trump es visto como un objetivo de mayor riesgo. En general, las plataformas pensaban que era “demasiado arriesgado invocar la ira de Trump y su base política”, le dijo Alastair Reid de First Draft News al Reuters Institute. “Sin embargo, desarrollos recientes sugieren que esto puede estar cambiando”, concluye el artículo.