13 de julio de 2021
El declive de los medios locales en EEUU durante los años recientes ha sido estrepitoso. La circulación de periódicos entre semana ha caído de unos 55,8 millones de hogares alcanzados a unos 28,6 millones en los últimos 20 años. Desde 2004, más de 2.000 periódicos han desaparecido, y se han formado los llamados desiertos de noticias. Y, por si fuera poco, los ingresos de los medios locales se han reducido casi a la mitad en la última década, al igual que el tamaño de las salas de redacción.
Para Jack Shafer, redactor principal de medios de Politico, la principal razón detrás de esta situación es evidente. A pesar de las campañas lanzadas por periodistas y otros medios por salvar a las empresas de noticias locales, las y los lectores han permanecido al margen. Las audiencias locales no están interesadas.
En un artículo de opinión publicado en junio, el periodista afirma que en 2009, justo cuando el apocalipsis le sobrevino a la industria de los periódicos, pero mientras las noticias locales todavía abundaban, muchos lectores miraron hacia otro lado con apatía. Una encuesta del Pew Research Center de ese año encontró que un 42 por ciento dijo que “no extrañaría mucho” o “nada en absoluto” a su medio local si desapareciera. Dijeron esto a pesar de que el 74 por ciento admitió que la vida cívica sufriría “mucho” o “algo” si su periódico local moría.
Para Shafer, el deceso de las noticias locales es comparable al de la audiencia de los periódicos. Dice que los periódicos perdieron audiencia no solo por el Internet, sino también ante el cable, la televisión y la radio, así como a las funciones y aplicaciones no relacionadas con las noticias que se encuentran en los teléfonos inteligentes. El dinero de la publicidad que alguna vez ayudó a respaldar las noticias locales se trasladó a la web, donde los anuncios se mimetizan más con el contenido, muchas veces a un costo menor, para vender los productos de un anunciante. A este golpe, opina el redactor de Politico, se sumó la agresiva campaña por conseguir suscriptores de grandes medios como The New York Times y el Washington Post que terminaron “robándose” algunos lectores interesados a los medios locales.
A pesar de esto, varias ONGs, fundaciones y periodistas han decidido apostar por las noticias locales recientemente. Por ejemplo, en lugares como San Diego, Denver, Santa Cruz, Minneapolis y Flint se han fundado empresas de noticias locales sin ánimo de lucro y estaciones de radio públicas locales. Axios, un sitio web de noticias e información estadounidense fundado en 2016, ha establecido pequeñas operaciones de noticias locales en media docena de ciudades y promete expandirse a otros lugares. En Memphis, el periódico Daily Memphian –un sitio de noticias local sin fines de lucro fundado en 2018– tiene casi 14,000 suscriptores y una sala de redacción de un tamaño considerable.
A los “defensores de las noticias locales”, como los cataloga el columnista, les gustaría que las noticias locales fueran declaradas un bien público, un servicio esencial con el que nadie puede hacer dinero proporcionando a su costo, y dar rienda suelta a los gobiernos para financiarlo con subsidios e impuestos reembolsables, créditos, incentivos fiscales, publicidad del gobierno y otras intervenciones.
Pero Jack Shafer sostiene que estos periodistas y académicos actúan porque idealizan las noticias locales. Están ilusionados con este tipo de noticias por su capacidad de “hacer que los poderosos rindan cuentas” y “unir a las comunidades”. Por eso, el periodista lanza una pregunta punzante: ¿están los periodistas diseñando iniciativas de noticias locales que los satisfacen a ellos y a sus colegas académicos, pero que carecen de atractivo para los lectores? Este interrogante va atado al problema fundamental que el periodista señala desde el inicio de su texto: la falta de interés de las audiencias. Falta de interés que, además, se ve reflejada en la reticencia a pagar por el producto informativo.
“El movimiento de noticias locales no progresará mucho hasta que sus defensores se den cuenta de que su principal obstáculo es el del lado de la demanda, no del lado de la oferta”, sostiene Shafer. Y agrega: “No es que nadie quiera leer las noticias locales; es solo que no hay suficiente gente para que sea un negocio viable”. Señala, además, que inclusive si se pudiese conseguir dinero para financiar medios locales el problema seguiría siendo el mismo: cómo lograr que las audiencias los consuman. Lean. “Hasta que algún genio editorial resuelva ese rompecabezas, la búsqueda de noticias locales seguirá siendo un proyecto de nicho de caridad promovido por las élites periodísticas, académicas y políticas”, concluye.