
16 de Junio de 2025
En una nota para INMA, Earl J. Wilkinson, director ejecutivo y CEO de INMA, reflexiona sobre el impacto que ha tenido el segundo mandato de Donald Trump en el periodismo global y en la libertad de prensa, y cómo este contexto está renovando el sentido de propósito en las salas de redacción.
Según Wilkinson, durante el reciente Congreso Mundial de Medios de Información organizado por INMA en Nueva York, una frase se repitió constantemente en conversaciones personales: “Gracias por decir su nombre”.
Lo que hizo en su discurso, de forma clara, fue señalar que las acciones de Donald Trump en los primeros 120 días de su segundo mandato han debilitado el ecosistema en el que operan los medios de información. Asegura que hoy hay menos libertad de expresión y de prensa, y más amenazas legales. Advierte que los líderes del sector deben aprender a navegar este nuevo entorno, repensar el posicionamiento de sus marcas y tener el coraje de cubrir a un antagonista. Hay un evidente clima de tensión entre los medios, señala.
Y lo más inquietante, afirma, es que muy pocos lo dicen en voz alta.
Durante su intervención, Wilkinson preguntó a los más de 600 asistentes si habían sentido ansiedad al viajar a Estados Unidos para el evento. Estima que cerca del 75 % del público levantó la mano. El temor por su seguridad era real.
Y sin embargo, Nueva York seguía intacta: The New York Times seguía publicando, INMA seguía operando y la ciudad misma seguía siendo un punto de encuentro para la prensa global. Aun en un contexto anormal, todo parecía continuar como si nada.
Una de las cosas más llamativas de este nuevo mandato, comenta Wilkinson, es lo que no se dice. Incluso entre los referentes del sector informativo, pocos mencionan el nombre del presidente en espacios públicos. Las asociaciones que defienden la libertad de prensa apenas hacen referencias directas a su gobierno. En cambio, se recurre a expresiones vagas como “retos políticos” o frases diplomáticas como “perturbaciones desde Estados Unidos”.
Incluso en el congreso de INMA, Trump estaba presente en muchas conversaciones… pero casi nunca se le mencionaba directamente.
Por eso, el momento en que Wilkinson proyectó una foto gigante de Trump en la segunda diapositiva de su presentación provocó suspiros audibles entre los asistentes. “No era mi intención arruinar el entusiasmo de la ceremonia de apertura, pero eso es lo que uno hace con un elefante en la sala: reconocerlo para poder avanzar”, escribe.
Según recuerda, al presidente Trump le gusta decir “de nada” de forma preventiva, cuando considera que no recibe el reconocimiento que merece.
Así que Wilkinson optó por devolverle el gesto:
- Gracias por renovar el sentido de misión en las redacciones.
- Gracias por el auge del periodismo de investigación.
- Gracias por la expansión de los equipos de verificación de datos en los medios, mientras las plataformas tecnológicas se retiran con el visto bueno de la administración Trump.
- Gracias por el crecimiento en las suscripciones.
- Gracias por motivar a periodistas a informar con valentía, incluso ante la confrontación.
- Gracias por impulsar a las marcas periodísticas a diferenciarse, especialmente ahora que se han relajado los controles sobre la IA.
- Gracias por recordarnos que no debemos depender del gobierno ni de las plataformas tecnológicas para financiar lo que hacemos ni para suavizar nuestro trabajo.
- Gracias por avivar la innovación, la introspección y el compromiso con la libertad de prensa.
- Gracias por recordarnos que debemos hablar con un lenguaje claro e inclusivo para nuestras audiencias. Por recordarnos usar un tono de optimismo y esperanza: aquello que nos conecta, nos inspira, nos sorprende. Gracias por darnos permiso para tener voz y personalidad.
También agradece por haber obligado al periodismo a hacerse preguntas difíciles: ¿cuál es su papel en una democracia? ¿Cómo se debe cubrir a un líder que ignora las normas?
El presidente de INMA, Gert Ysebaert, resumió su intervención en el congreso con cuatro palabras: “El mundo necesita periodismo.”
Wilkinson destaca que el periodismo importa hoy más que nunca. Sin miedo ni favoritismos. Fue una idea central de Ysebaert al abrir y cerrar el evento, y que Bob Woodward, una de las voces más reconocidas del periodismo en Estados Unidos, complementó con profundidad, sensibilidad y perspectiva histórica. Un recordatorio de por qué existe esta profesión.
“Sostenemos la verdad ante el poder. Informamos al público. Construimos comunidad. Ayudamos a preservar la democracia. Innovamos. Registramos la historia en tiempo real”, enumera Wilkinson.
Tal vez estas frases suenen vacías en tiempos tranquilos, pero, dice, “estos no son tiempos tranquilos, así que hay que prestar atención”.
Para que el periodismo prospere en una sociedad libre, afirma, hay que luchar por la máxima libertad de expresión, de prensa, de información, de reunión, de asociación y de mercado. Los medios de información necesitan la máxima libertad para innovar. Necesitan protección frente a la censura previa y frente a la regulación excesiva. Y con esas libertades, viene una responsabilidad igual de grande. “Gracias por recordárnoslo cada día”, añade.
Wilkinson insiste en que las libertades que sustentan al periodismo no se encienden o apagan con un interruptor. Funcionan más bien como reguladores de intensidad, y hoy en día ese nivel está siendo reducido poco a poco. Por eso, la verdadera batalla será lograr que esas libertades brillen al máximo.
A modo de broma, cita a Michael Corleone, el célebre personaje de El Padrino: “No es nada personal. Solo negocios.”
Desde esa perspectiva, sostiene que Trump 2.0 está transformando profundamente las decisiones estratégicas del sector:
- Cómo se defiende el periodismo.
- Qué tanto se protegen los derechos de autor.
- Cómo se promocionan los medios.
- Cómo se posicionan sus marcas.
- Cómo segmentan a sus audiencias.
- Qué tipo de relación mantienen con las grandes tecnológicas.
- Qué tan independientes se vuelven del Estado.
Ignorar el nombre de Donald Trump no va a cambiar ninguna de estas decisiones, advierte.
El periodista Bob Woodward, que participó en el congreso de INMA este año, respondió preguntas del público y trazó paralelos entre Trump, Nixon y la guerra de Vietnam. “Es un buen momento para estar en el periodismo”, dijo.
Wilkinson recomienda construir estrategias basadas en aquello que no cambia. Los políticos irán y vendrán, dice. Pero el periodismo, las marcas y la tecnología que las conecta serán las verdaderas bases del futuro.
Y se pregunta: ¿cómo están resistiendo esas bases en este nuevo ecosistema que apenas comienza a revelarse? ¿Podrá la próxima generación mirar atrás y sentirse orgullosa de que se mantuvieron los valores fundamentales?
“La democracia no muere en la oscuridad. Muere en el silencio. Muere con mil golpes suaves que debilitan al periodismo y, al final, debilitan a la sociedad”, escribe.
Wilkinson admite que no esperaba una reacción tan emocional a su discurso. Pero al reflexionar sobre el entorno actual, reconoce que subestimó la magnitud del momento. Por eso cerró con una invitación sencilla, pero poderosa:
Está bien. Digan su nombre.
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